Las imágenes captadas por un equipo de investigadores marinos muestran cómo estos pequeños peces se adhieren al cuerpo de la ballena jorobada y se desplazan a gran velocidad por el océano, en una especie de viaje a bordo a miles de kilómetros de la costa.
Las rémoras, conocidas también como peces ventosa, aprovechan esta particular forma de transporte alimentándose de la piel muerta y los parásitos del cetáceo; los expertos advierten de que la presencia de un número elevado de estos peces podría modificar el comportamiento de las ballenas.
El fenómeno se ha registrado frente a las costas de Queensland, Australia.

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