Todo es más complicado que antes en Bruselas porque el 'momento' político así lo ha provocado: los pactos se hacen más complejos y la política climática se ha convertido en un buen termómetro de esas dificultades en las negociaciones y en la toma de decisiones. La Comisión Europea opta por una postura más práctica, y los países de la UE han logrado obtener mayores márgenes de maniobra en un tema muy ideologizado, y con un Parlamento Europeo que está más dividido que nunca. La batalla climática ya no se lleva todos los focos, pero sí es parte de la batalla política en los diferentes escalones.

El último ejemplo de esto es el acuerdo sobre emisiones alcanzado entre los 27 esta misma semana: han acordado recortar un 90% las emisiones de CO2 de aquí a 2040, pero la clave está en las muchas fl

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