Hay una ciudad en el corazón del Peloponeso que ha criado fama imperecedera: Esparta. A la sombra del enorme Taigeto, donde quiere la tradición que practicaran la virtud guerrera y la pedagogía más cruel desde la más tierna infancia sus ciudadanos, y a orillas del Eurotas, hoy es una tranquila ciudad de tamaño medio que, en principio, no permite sospechar nada de su extraordinario pasado para el visitante desprevenido. Pero aún podemos viajar con la lectura y la imaginación a ese pasado mítico de la gran ciudad que encabezó la liga del Peloponeso , cuyo solo nombre hacía temblar a las filas de los inmortales persas y los hoplitas atenienses y bajo cuyo estandarte de la lambda se cumplieron . Y es que Esparta habita en el territorio de la leyenda y en el de la historia a la par como la cu

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