El arquitecto Luis Alfonso, del estudio Al Futuro Arquitectura, ha explicado cómo la arquitectura tradicional vitivinícola de Huelva es un ejemplo de eficiencia energética. Según Alfonso, las bodegas son en realidad máquinas climáticas que funcionan sin electricidad, motores ni ventiladores , manteniendo unas condiciones de temperatura y humedad ideales para la conservación del vino o los jamones.
El secreto está bajo tierra
El experto señala que el principio fundamental se basa en que, a partir de un metro de profundidad, la temperatura del suelo se vuelve estable durante todo el año. Este fenómeno natural permite que la humedad se mantenga constante, entre un 75% y un 80% , un rango muy difícil de sostener. Si la humedad es demasiado baja, el corcho del vino se seca y el produc

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