Hay algo profundamente seductor en ver a una mujer que decide llevar, orgullosamente, trajes con corbata porque este hecho no representa sólo una elección sino una declaración de independencia, seguridad y poder.

Un juego de estilo que empezó con Greta Garbo y Marlene Dietrich en los años 30 hasta llegar a espléndidos ejemplos modernos como Julia Roberts, Tilda Swinton, Eiza González o la propia reina Letizia de España.

Y es que el traje masculino, adornado con su respectiva corbata, que parece haber sido desterrada del mundo masculino después de la pandemia, se ha convertido en un uniforme ideal para las mujeres que no temen representar autoridad.

Las alfombras y las calles del mundo, se han llenado de mujeres con trajes sastreados a la medida, camisas blancas de algodón o bien adornad

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