Una espectacular etapa, desarrollada desde las diez de la mañana hasta las dos y media de la tarde del sábado, desde Santa Cruz hasta Las Cañadas del Teide, pasando por el sur de la isla, subiendo por Vilaflor y regreso por La Esperanza, cimentó un poco más el liderato de los madrileños David Liceras y Ainhoa Ayarra, con Volvo 1.800 (1955), aunque los Rendón, ni hijo ni padre, arrojan la toalla a la espera de lo que suceda hoy en el ‘revival’ del Gran Premio de Tenerife disputado en 1965 en la avenida Benito Pérez Armas y avenida Reyes Católicos.

Bajo un sol de justicia, los 78 vehículos participantes no solo tuvieron que cumplir con el rutómetro e intentar cuadrar las velocidades requeridas -aquí no se trata de correr, sino de hacer la media de velocidad que se exige-, sino que también

See Full Page