Fotos: Cortesía Secretaría de Cultura de la CDMX

Mi madre me dio la vida, pero Juanga las ganas de vivir”, se lee en una pancarta en el Zócalo capitalino. Son las ocho de la noche y el cielo ya está completamente oscuro, pero en la plancha tres pantallas iluminan a las miles de personas que se han dado cita para recordar a una de las mejores voces que ha dado México, Juan Gabriel.

En 1990, el concierto por el que hoy decenas de miles de personas se reúnen para ver en video, en el primer cuadro de la ciudad, pudo no haberse realizado en el Palacio de Bellas Artes. Por la época, el recinto era considerado, por la mayoría del público, un inmueble donde sólo podían presentarse obras y artistas de la “alta cultura”. Sin embargo, el Divo de Juárez ya era un emblema de la música y nadie pudo de

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