El Museo del Louvre lleva tres semanas protagonizando informativos y telediarios de todo el planeta por el robo -y la posterior investigación y detención de los autores- de ocho valiosas joyas de su colección. Entre ellas había varias que pertenecieron a la emperatriz Eugenia de Montijo, en su día marquesa de Moya e impulsora de la rehabilitación del Castillo de Belmonte , y posteriormente vía subasta a Roberto Polo , que fue quien las cedió al centro parisino.

El asalto y la sustracción han menoscabado la reputación del espacio artístico francés pero han agrandado aún más una popularidad ya de por sí estratosférica: con 8,7 millones en 2024, es el museo más visitado del mundo por encima incluso del Nacional de China de Pekín y de los Vaticanos de Roma. Y uno de esos iconos universale

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