En Barranquilla, la brisa caribeña ya no solo lleva consigo el aroma del mar y la cumbia, sino también el perfume de las páginas viejas y las historias nuevas. La bicicleta, antes un mero vehículo de dos ruedas, ha sido ungida como la nueva embajadora cultural de la ciudad.

A través de la Red de Bibliotecas y la audaz visión de la Alcaldía distrital y su Secretaría de Cultura y Patrimonio, el concepto de biblioteca ha experimentado una metamorfosis. Ya no es el imponente edificio con estantes de madera; es un organismo vivo, un epicentro de vivencias, arte y cultura, cuyo latido se siente en cada barrio. Y en el corazón de esta redefinición, late la rueda de la salvación literaria.

El manubrio, que antes solo guiaba al ciclista, ahora sostiene la misión más noble de democratizar la imagi

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