Ahí van, entre la multitud de la peregrinación. Van despacio, en silla de ruedas, pero con la misma firmeza de cada año. Avanzan con sus memorias cargadas a cuestas, entre cánticos y danzas que retumban fuerte sobre el asfalto. Son parte de la caminata anual que los ferrocarrileros (activos y jubilados) realizan cada 7 de noviembre hasta la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Torreón.

Ahí van, entre la multitud sobresale su pelo cano. Él se llama José Concepción Pérez Gallardo y ella Raquel Saucedo García. Ambos de 85 años, ambos con vidas que corren paralelas a las vías del tren. En sus miradas se adivina el brillo de la nostalgia: no solo peregrinan por fe, también por remembranza.

José Concepción comenzó su historia ferroviaria en 1957. Aún recuerda el olor del metal y el peso

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