Las ramblas de la capital tinerfeña se convirtieron, como hace sesenta años, en un gran circuito urbano para honrar a los clásicos del automovilismo tinerfeño , como la antesala de los modernos deportivos que hicieron disfrutar a miles de personas durante las dos horas que rondaron los 78 vehículos por la avenida Benito Pérez Armas y la rambla Reyes Católicos, partiendo de la avenida de Madrid.

La XXIV Clásica Tenerife puso punto y final a dos fines de semana repletos de emociones y de historia, con la disputa en La Palma y Tenerife de cinco etapas por carreteras convencionales y parajes naturales, desde terrenos volcánicos a la vegetación más frondosa, para delicia de casi 200 personas que mueve esta prueba, tan deportiva como turística.

En la Clásica Tenerife lo de menos suele ser el

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