J OSÉ MARÍA MORELOS, MX.- La historia de la Revolución Mexicana aún vive en la memoria de algunas familias del sureste, como es el caso de don Crisanto Suárez, quien conserva los recuerdos y relatos de su padre, don Simeón Suárez Romero, un veterano de la Revolución que alcanzó los 100 años de vida y cuyos restos descansan en el panteón de esta cabecera municipal.

Nacido el 1 de julio de 1900 en el rancho San Canuto, San Luis Potosí, Don Simeón fue reclutado en Mérida cuando apenas era un joven. “Los levantaron allá en Mérida, en lo del cine, y los llevaron al cuartel.

Los entrenaron unos quince días y les dieron su Mauser”, narra su hijo. Con ese rifle, símbolo de la época, fue enviado a combatir en la batalla de Celaya, una de las más cruentas de la Revolución.

De aquel enfrentamiento, Don Simeón salió con vida. “Muchos se quedaron ahí, pero él corrió con suerte”, recuerda Don Crisanto. Su padre formó parte de las tropas villistas y vestía “al estilo de Francisco Villa”.

Entre las anécdotas familiares se conserva una que muestra su temple: una bala le rozó el pecho, pero la faja del ejército —hecha de latón grueso— desvió el disparo y le salvó la vida.

Tras años de lucha, decidió retirarse en 1924, al ver que en Veracruz la miseria y el hambre se habían vuelto insoportables. Huyó hacia Quintana Roo, donde trabajó quemando carbón por la ruta que va hacia Puerto Morelos, hasta establecerse definitivamente en Peto, Yucatán.

Don Simeón Suárez Romero murió a los 100 años y cuatro meses. Hoy, su historia contada por su hijo forma parte de la memoria viva de José María Morelos y del legado de quienes pelearon por un México libre. ( Agencia SIM )