En un mundo lleno de estímulos, tareas y responsabilidades, es frecuente que la vida cotidiana se sienta más enredada de lo necesario. El filósofo Friedrich Nietzsche ya había advertido sobre esta tendencia a complicar lo que debería ser simple . Su mirada resulta especialmente vigente en una cultura que parece valorar más lo abrumador que lo esencial.

Nietzsche planteaba que lo verdaderamente difícil no es añadir complejidad , sino alcanzar la simplicidad. Una idea que, aunque pueda parecer paradójica, conecta con nuestra experiencia diaria: lo complicado muchas veces es un disfraz, mientras que lo sencillo es el resultado de esfuerzo, práctica y decisión consciente.

Esta tensión entre lo complejo y lo simple no es solo un debate filosófico . Es, también, una manera de pensa

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