El reciente resultado de las elecciones en Argentina ha provocado un cambio drástico en la economía del país. El riesgo país se ha acercado a los 600 puntos, las tasas de interés en el mercado local han caído significativamente y el dólar oficial ha retrocedido, cerrando por debajo de los 1.450 pesos en su cotización minorista. Este giro ha generado un debate sobre si la extrema dolarización previa a las elecciones fue resultado de una mala gestión económica o del temor a un regreso del kirchnerismo. Sin embargo, tras los comicios, la calma ha comenzado a restablecerse.

Las automotrices han reactivado sus planes de financiación a tasa cero para la compra de vehículos nuevos. Además, las tasas de los créditos hipotecarios UVA han comenzado a descender, y las pequeñas y medianas empresas (PYME) ahora pueden financiar sus cheques a tasas del 40-45%, en comparación con el 70% que pagaban antes de las elecciones.

Javier Milei, presidente electo, ha generado controversia al anunciar que el Gobierno mantendrá las bandas cambiarias hasta 2027. Esta decisión contrasta con la opinión de muchos bancos de inversión en Wall Street, que abogan por un régimen de flotación del dólar. Economistas como Ricardo Arriazu advierten que otorgar demasiada libertad al tipo de cambio no es recomendable para Argentina, dado que el dólar es la unidad de ahorro del país.

Bárbara Guerezta Echagüe, estratega macro de Delta Assett Management, enfatiza la importancia de mantener la previsibilidad en el tipo de cambio para continuar reduciendo la inflación. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, se espera que la inflación se sitúe por debajo del 2% mensual para 2026, con proyecciones de cierre del 30% para este año y del 20% para el próximo.

Milei ha estado en contacto con inversores en Miami y Nueva York, buscando fortalecer la relación con el gobierno de Donald Trump. Este apoyo internacional ha sido crucial para evitar una crisis económica en la antesala electoral. A pesar de la recuperación de los bonos, persisten dudas sobre la garantía de organismos internacionales para acceder a mercados con tasas más bajas.

Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, ha señalado que el objetivo es que Argentina regrese a los mercados voluntarios de deuda, sugiriendo que la ayuda de los bancos sería una opción de último recurso. La transición de la desconfianza a la euforia entre los inversores ha sido notable, y la gran incógnita es si Milei podrá completar su mandato y buscar la reelección.

A diferencia de sus predecesores, Milei llega con las cuentas públicas ordenadas y sin haber solicitado préstamos a los mercados. La inflación ha disminuido y cuenta con un apoyo sin precedentes de Estados Unidos. A partir del 10 de diciembre, Milei tendrá un Congreso más favorable para implementar reformas.

La prioridad inicial de su gobierno será la reducción de la inflación, pero el verdadero desafío hasta 2027 será fomentar el crecimiento económico. Los analistas proyectan un crecimiento del 4% para el próximo año, con una recuperación que se espera comience en el último trimestre de este año.

La combinación de la baja de tasas, la disminución de la inflación y una cosecha récord podría impulsar la actividad económica en 2026. Sin embargo, Milei deberá aprobar reformas estructurales y estimular la inversión y el consumo interno para lograr un crecimiento sostenido. Aunque el camino es complicado, no es imposible.