Desde hace años, algunos museos aprovechan las reformas de sus instalaciones para que parte de sus fondos viajen y sean conocidos en otras latitudes. De esta manera facilitan el trabajo en sus dependencias y, a la vez, difunden generosamente el valor de sus tesoros ante otros ojos. Así lo hicieron en la Frick Collection, de Nueva York, cuando restauraron un edificio que albergaba, entre sus paredes, la mayor proporción de belleza pictórica imaginable por metro cuadrado. Y, en estos momentos, lo están practicando el Museo Pompidou, el de Sorolla y la Iglesia de la Caridad, en Sevilla. Aunque forzada por circunstancias exteriores, de todos modos, se está imponiendo esta costumbre que, dados sus beneficios, merecería mayor extensión. Ya, en estas páginas, hace unos días, se publicaron unas ma
Museos en movimiento
Granada Hoy3 hrs ago
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