Todo empezó con un nombre: Sofía. Pero no solo significa «sabiduría» en griego; es, además, uno de los nombres más elegidos del mundo. Figura entre los más populares en Argentina y fue declarado en varios estudios como «el nombre más bonito del planeta». Suena dulce, universal, armonioso. Pero detrás de esa perfección fonética se esconde una historia más profunda: la de una «sabiduría» que, desde Rousseau hasta la inteligencia artificial, ha cambiado de cuerpo, de propósito y de poder.
En el siglo XVIII, Rousseau llamó Sofía a la sabiduría: la mujer que educaba con prudencia al hombre ilustrado. Tres siglos después, la tecnología volvió a elegir ese mismo nombre -Sophia- para bautizar a una inteligencia artificial. La diferencia es que ahora la «sabiduría» no enseña: predice. No forma ciu

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