La expresión ‘se me ha caído el alma a los pies’ se utiliza comúnmente para describir una sensación de profunda decepción, desánimo o desilusión repentina ante una noticia o evento inesperado.

Aunque su origen exacto es difícil de rastrear, se cree que podría provenir de la simbología medieval, en la que se consideraba que el alma no solo era el motor de la vida, sino también el centro de las emociones, la valentía y la moral.

En aquel tiempo, se tenía el convencimiento de que una persona erguida, con la cabeza alta y el cuerpo firme, representaba un espíritu fuerte e inquebrantable y, por el contrario, una persona encorvada o postrada simbolizaba un espíritu derrotado.

Por eso la imagen del ‘alma que se cae’ evocaba el derrumbe absoluto del interior de una persona, una derrota tan hond

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