El Real Madrid llega al tercer parón liguero del curso como líder, pero con malas sensaciones después de secarse en dos partidos consecutivos, ante el Liverpool y el Rayo, sin ese grito de gol que esconde dudas y problemas que colocan a Xabi Alonso en el foco de las críticas. Justo cuando parecía haber encontrado la fórmula del éxito al vencer en el clásico, se queda sin marcar en un mal momento, cuando llega un descanso reparador necesario, pero también asoman dos semanas en el horizonte con ríos de tinta y tertulias inquietantes.
Como dicen los castizos, este Madrid no es 'ni chicha, ni limoná'. No juega mal del todo, pero tampoco bien. Domina, pero no mata. Trata de presionar, pero se queda en el intento. Su ritmo quizá le vale en la Liga, pero no es acorde al que se exige en el fútbol

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