Existe en el kilómetro 14 de La Manga un pequeño oasis de convivencia ejemplar. La Comunidad Puerto Mar 1 y 2 no es una urbanización cualquiera: es el resultado de años de gestión meticulosa, de decisiones valientes y de un liderazgo que antepone el bien común a los aplausos fáciles. Sin embargo, como suele ocurrir cuando algo funciona demasiado bien, hay quienes prefieren buscar grietas imaginarias antes que reconocer el valor de lo construido.

El espejo en el que otras comunidades deberían mirarse

Basta con cruzar el umbral de Puerto Mar para comprender que no estamos ante una comunidad de vecinos más. La piscina majestuosa, que podría competir con la de cualquier resort de lujo, es solo el símbolo visible de una filosofía de gestión: aquí nada se deja al azar, todo responde a un crite

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