"Es mi única ilusión, después puedo morirme" , dice entre lágrimas María Jesús Ezquerra, que, a sus 88 años, y medio siglo después de la muerte de Franco, sueña con recuperar por fin el cuerpo de su padre, asesinado y lanzado a una fosa al comienzo de la Guerra Civil, para reunirlo con su madre.
"Yo siempre he sido una mujer que a mi padre le he querido mucho, sin conocerlo, que no lo conocí" , añade sollozando en el salón de su casa de Pinsoro, en Aragón. A su lado, su hija Conchita García le sostiene la mano, y ante ellas, sobre la mesa, hay fotos de su madre y de su padre, Jesús Ezquerra.
Tras el rápido triunfo en esta zona del golpe militar de 1936, este jornalero y concejal socialista de 38 años estaba seguro de que vendrían a buscarle, y había planeado escapar.
Cuando finalment

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