En los dos siglos transcurridos desde la publicación de la novela Frankenstein, una adaptación cinematográfica tras otra ha transformado a la criatura de Mary Shelley en un monstruo digno de ser una atracción de casa embrujada: bruto y verde. Las expectativas del público, como el tejido cicatricial que se ha ido acumulando con el tiempo, están ahora divorciadas de la visión de Shelley, hasta el punto de que muchos piensan que Frankenstein es puramente una historia de terror. Pero no lo es.
La nueva adaptación de Guillermo del Toro, que llega a Netflix este fin de semana, debe enfrentarse no solo a la novela, sino a su mutación cultural. ¿Cómo conciliará del Toro la criatura que creó Shelley y el monstruo en que se ha convertido?
La novela está inundada de las emociones grandiosas y tempe

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