Martín, quien tras una cirugía bariátrica logró adelgazar más de 60 kilos, pedaleó durante varios días, enfrentando las dificultades del camino, entre ellas las banquinas inundadas, para concretar el acto de fe que había planeado. Su travesía se convirtió en un símbolo de superación para toda su comunidad.
El recorrido, iniciado en el santuario de San José, puso a prueba la nueva resistencia física de Nacho. Días de sol intenso, el desafío de cruzar zonas inundadas, y el cansancio acumulado de pedalear cientos de kilómetros fueron superados gracias a la motivación de su fe y al apoyo logístico incondicional de su hijo, Guido, quien lo acompañó en un motorhome a lo largo de toda la ruta.
"Llegar acá no es solo una meta deportiva, es el agradecimiento por una nueva oportunidad. Cuando uno

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