La Comunidad Autónoma del País Vasco celebró ayer con actos institucionales el Día de la Memoria, en el que las víctimas de todas las violencias políticas sufridas por la ciudadanía vasca ocupan el centro y son emblema de la deslegitimación de todas ellas. La jornada no contó con el consenso debido, como apenas once días atrás no dispuso de él el celebrado en Navarra en memoria de los represaliados durante la Guerra Civil y la dictadura posterior.

Se hace incomprensible que existan desmarques de matiz ante un mensaje de nítido rechazo a la amenaza, la coerción y el uso de la brutalidad como mecanismo político en una sociedad que se apoye en derechos y libertades. La trampa del relato de la equidistancia, que en el pasado sirvió para no reconocer que el dolor de todas las víctimas es dol

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