La dificultad para decir “no” influye en decisiones cotidianas, como aceptar un café mal preparado, pero también determina cómo las personas se relacionan con la autoridad y la presión social en distintos ámbitos de la vida.

Desde la infancia , la obediencia suele asociarse con ser “bueno” , un aprendizaje que, según la profesora Sunita Sah , puede limitar la capacidad de actuar conforme a los propios valores cuando más importa.

En una entrevista con Scientific American , Sah, experta en gestión y organizaciones en la Universidad de Cornell y autora de Defy: The Power of No in a World that Demands Yes , analiza por qué resulta tan complicado enfrentar la presión social y cómo se puede entrenar la capacidad de “desafiar” (o la “defiancia”, como detalla la experta).

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