En medio de los altos precios del café, que solo han impulsado las exportaciones del país, sino también el mayor consumo de los hogares, hay un importante grupo de los cultivadores del grano que no han podido celebrar con la misma intensidad. Se trata de las cooperativas cafeteras, las cuales han sido la base de la producción nacional, pues a ellas están afiliadas la mayor parte de las 550.00 familias que se dedican a este cultivo.

Su problema radica en que desde 2018 empezaron a realizar unos contratos de venta del grano a futuro en los mercados internacionales, con el objetivo de asegurar un buen precio. En ese momento, no sabían que la cotización internacional del café iba a iniciar una fuerte racha alcista, que llevó a que muchos caficultores decidieran no venderles su cosecha a

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