Entre los múltiples desafíos que enfrentan las democracias contemporáneas, uno de los más sutiles y menos reconocidos no proviene de la corrupción ni de la ignorancia, sino del modo mismo en que pensamos. El sesgo de confirmación, ese reflejo mental que nos lleva a privilegiar las ideas y datos que reafirman nuestras creencias, mientras desatendemos los que las contradicen, constituye una amenaza silenciosa tanto para el razonamiento jurídico como para el debate político.
Este fenómeno, estudiado desde la psicología cognitiva por Peter Wason en la década del sesenta, es universal y profundamente humano. Todos tendemos, en mayor o menor medida, a confirmar lo que ya creemos cierto. Sin embargo, cuando ese mecanismo se traslada a ámbitos donde la imparcialidad y la objetividad son valores f

Clarín

La Nación Sociedad
Noticias de Argentina
YourTango Horoscope
Deadline Politics
Raw Story
Mediaite
Entertainment Tonight TV
IMDb Movies