Por: María Cafferata.

Apenas nueve cuadras separan el Congreso de la sede nacional del Partido Justicialista, un trayecto corto que José Mayans recorre casi a diario. El jefe de la bancada peronista en el Senado se convirtió, desde las elecciones de octubre, en el brazo operativo de Cristina Fernández de Kirchner en el PJ. Organiza reuniones, habilita internas y recibe senadores. Trabaja, tras la derrota, en evitar que los pases de factura internos terminen dinamitando la unidad del panperonismo en el Congreso.

No es una tarea fácil. El peronismo perdió en 6 de las 8 provincias que elegían senadores -en algunas, incluso, no llegó ni a meter un solo senador- y descendió a su piso histórico en el Senado desde el regreso de la democracia. A partir de diciembre solo tendrá 28 senadores, un n

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