Durante años se ha hablado del impacto ambiental que supone el uso masivo de botellas de plástico, pero el foco también se ha movido hacia sus efectos sobre la salud. Y es que, aunque beber agua embotellada sea algo del día a día, las consecuencias mucho más serias de lo que se pensaba. Así lo advierte el infectólogo Matteo Bassetti, del Hospital San Martino de Génova (Italia).

Los riesgos consumir microplásticos todavía se encuentran bajo estudio. Estas diminutas partículas, imperceptibles a la vista, se desprenden de los envases, especialmente cuando las botellas se exponen a altas temperaturas o a condiciones inadecuadas de almacenamiento. De esta manera, "corremos el riesgo de beber en una semana una cantidad de microplásticos equivalente a una tarjeta de crédito", afirma Bassetti.

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