Hay un Santiago que no aparece en las postales ni en las guías rápidas de viaje. Es un Santiago hecho de mármol, piedra y memoria, donde el paso del tiempo se escucha en los ecos de los pasos sobre el adoquín.

Quienes se preguntan qué hacer en Santiago de Chile y buscan una experiencia distinta, pueden recorrer este lado más secreto: el de los cementerios, los pasajes antiguos y los rincones que guardan la respiración del pasado.

Entre las sombras de los mausoleos, los vitrales de iglesias escondidas y las calles que cambian de nombre sin previo aviso, la capital revela su otra cara: una ciudad que recuerda, que observa y que a veces parece mirar de vuelta.

Fundado en 1821 , el Cementerio General de Santiago es mucho más que un camposanto: es un archivo de piedra donde descansa

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