La actriz estrena 'Die, my love', por la que suena como una de las favoritas al Oscar y en la que la directora Lynne Ramsay adapta la novela de la argentina Ariana Harwicz

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Jennifer Lawrence ha conseguido, con solo 35 años, ser una de las figuras más respetadas de Hollywood. Lo ha hecho eligiendo cada película con una inteligencia que no muestran los intérpretes de su generación, obsesionados con la fama y el estrellato. Ella ha sabido medir y equilibrar títulos más autorales con comedias con las que se nota que lo pasa bien. Utilizó su popularidad con la saga de Los juegos del hambre para seguir apostando por papeles como los que precedieron a la franquicia. Se nota que ella se muestra más cómoda en retos como el de Winter’s bone, el personaje que la dio a conocer y por el que logró, con solo 21 años, su primera nominación al Oscar como Mejor actriz. Lo ganaría solo dos años después, con 23. Y luego vendrían otras dos candidaturas.

Con el tiempo lo que también ha entendido es que puede aportar ayudando a levantar proyectos en los que ella cree y quiere estar como intérprete. Sin duda ha sido su poder el que ha hecho que Lynne Ramsay consiga levantar un proyecto tan incómodo y complejo como el de Die, my love, adaptación de la novela Muere, mi amor de la argentina Ariana Harwicz. Una mirada salvaje a la depresión posparto, a la crisis de una pareja que pierde el deseo y la conexión tras el nacimiento de su primer hijo y que le permite a Lawrence —acompañada de Robert Pattinson— dar otra de esas interpretaciones descarnadas que tanto le gustan y que ya la colocan como una de las posibles nominadas para los próximos Oscar.

Lawrence, que rodó embarazada de su segundo hijo esta película, sentiría después varias de las emociones de su personaje al sufrir estrés posparto, una experiencia que ha contado de forma abierta múltiples veces. Destaca lo curioso de que en el rodaje “estaba agotada”, pero que al encontrarse en el segundo trimestre también fue mejor de lo esperado. “Experimenté esa liberación de hormonas que te hace sentir bien después de tres meses de estar enferma todos los días. Tenía más energía y lo pasé genial, pero en cuanto llegaba a casa me metía en la cama”, dice con su particular sentido del humor ante un reducido grupo de medios entre los que se encuentra elDiario.es.

Su maternidad también le ha cambiado como actriz. “Me abrió el corazón por completo. Nunca pensé que podría sentir tanto amor y tanto miedo. Ni vivir esas increíbles recompensas que conlleva ser padre o madre. Como actriz, que trabaja con las emociones, me ha dado muchísimo material con el que trabajar, es un pozo de emociones. Además, ser madre e interpretar a una madre así, y tener el contraste entre lo que yo haría y lo que ella haría, fue interesante y divertido”, añade.

Cree que “el arte desafía a la sociedad, desafía las normas, invita cuestionar las cosas”. Considera que “desafiar el statu quo es parte intrínseca de ser artista”. Ella lo hace sin prejuicios en esta película, que también desafía la forma en la que se representa el sexo, que en los últimos años ha sufrido un proceso de transformación respecto a la clásica mirada masculina. Para Lawrence no hay menos sexo en el cine, al revés, “ha habido una mayor relajación y libertad a la hora de representar el sexo en la pantalla”.

El arte desafía a la sociedad, desafía las normas, invita cuestionar las cosas. Desafiar el statu quo es parte intrínseca de ser artista

Parte de ese cambio ha venido por el 'Me too', que Lawrence tiene claro que “cambió el mundo”. “Durante mucho tiempo se normalizaron cosas que no eran normales, sobre todo respecto a la forma en la que esperábamos ser tratadas”, apunta, y confía en que “quedan muchos cambios necesarios por venir”. Entre ellos, espera que uno sea atacar “la brecha salarial entre hombres y mujeres”. De momento celebra que “el mundo se haya abierto” a que las mujeres cuenten sus historias, pero no es naif, sabe que “todavía queda mucho camino por recorrer”.

En su rueda de prensa en el Festival de San Sebastián, Lawrence habló, aunque con bastante reticencia, de Trump y del genocidio en Gaza, pero, igual que días antes expresara Angelina Jolie, subrayó el temor actual a opinar. “Es muy difícil. Da miedo hablar de cualquier cosa, no solo a nivel personal, sino porque alguien se va a molestar o se va a sentir herido. Pero, lo más importante es que eso distrae de lo que sucede en el mundo, de los problemas reales de la vida real. Se usa a las celebridades para hacer clickbait. Alguien crea un titular sobre algo que dijo un actor porque eso les va a dar más clics, cuando en realidad hay cosas más importantes que necesitan la atención del público. Desde ese punto de vista, da miedo. Llevo mucho tiempo en el ojo público. No me afectan mucho las cosas negativas que dicen de mí, pero lo que sí me preocupa es que se coja una frase que yo, o Angelina Jolie, dijimos, y eso sea en lo que todo el mundo hace clic, en lugar de hablar de, por ejemplo, las deportaciones ilegales”, zanja.

A través de su productora, Excellent Cadaver, se encuentra a la búsqueda de historias que le llamen, y ahora mismo se siente llamada por “temas históricos”, lo que vincula a “lo que están viviendo los estadounidenses ahora mismo”. “La única forma de ver el futuro cuando uno tiene miedo es mirar la historia. Después de dar a luz a mi segundo hijo, me absorbí por completo en la obra de Sam Adams y en un libro llamado El Revolucionario, de Stacy Schiff. Estoy desarrollando una película sobre el Motín del Té de Boston. Es fascinante y alentador recordar de qué estamos hechos realmente y lo que realmente nos unió”, opina.

También seguirá con su trabajo como actriz, y, de hecho, ella será una de las protagonistas de What Happens At Night, la nueva película de Martin Scorsese. “Me alegro muchísimo por Marty”, dice Lawrence de nuevo tirando de ironía para luego remarcar lo obvio, que “se queda corto decir que es un sueño hecho realidad”. “De hecho, cada vez que mi equipo me habla del proyecto, les digo: ‘No me lo creeré hasta que esté en el set recibiendo una nota de Martin Scorsese’. Entonces quizá me lo crea, pero es que todavía me parece irreal. Siento que en algún momento despertaré y me dirán: ‘¡Qué idiota! ¿Cómo pudiste pensar que eso iba a pasar? Solo fue un sueño. Despierta’”. Será una nueva muesca en su carrera, que con 35 años ya está llena de hitos que otras intérpretes no logran en décadas.