La combinación de cáscaras de mandarina y ramitas de romero en el horno se presenta como una alternativa económica, ecológica y altamente aromática para neutralizar olores en la cocina y otras estancias del hogar, aprovechando al máximo una de las frutas estrella del otoño.

Con la temporada de mandarinas en pleno auge, muchos hogares disfrutan de esta fruta por su sabor dulce y refrescante, así como por sus reconocidos beneficios para la salud. Sin embargo, la piel suele terminar en la basura, pese a que encierra un potencial aromático capaz de transformar el ambiente interior.

La propuesta invita a cambiar esa costumbre: en lugar de desechar las cáscaras, se sugiere emplearlas como base de un ambientador natural. Al mezclarse con el romero, liberan un aroma cítrico y herbal que ayuda a

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