Detrás de los muros del penal , hombres privados de la libertad cultivan cempasúchil , la emblemática flor de los altares mexicanos. Lo que parece una simple actividad agrícola es, en realidad, una oportunidad de sanar, trabajar y reconstruir sus vidas desde la tierra.

Desde 2019, este huerto penitenciario ha crecido como un espacio verde de reinserción social , aprendizaje y dignificación del trabajo . Cada flor sembrada no solo embellece altares en noviembre, sino que representa una segunda oportunidad para quienes buscan rehacer su camino.

De zonas olvidadas a espacios que dan vida

Brenda Martínez , subdirectora de Fomento Artesanal de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la CDMX , ha sido testigo del impacto positivo de estos programas dentro de los cen

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