En Los cuchillos largos, Irvine Welsh reincorpora al legendario Raymond Lennox, un inspector de policía marcado por un hecho horroroso de su niñez y por un deseo de vengarlo. Desde esa perspectiva de dolor e instintos reprimidos, el hallazgo del cadáver castrado de un parlamentario escocés disparará una trama de policial negro y exploración psicológica.
La novela, última de las entregas de la trilogía que se inició con Escoria y, luego, con Crimen, transcurre en una Edimburgo carcomida por la corrupción. De estas últimas tres, es quizá Los cuchillos largos la que más se amolde a los tópicos comunes del género: un asesinato violento; un detective muy inteligente, muy melancólico y muy solitario (los omnipresentes Spade, Marlowe, Holmes); un asesino inesperado; una institución policial corr

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