Aquí hay “gato encerrado”, esa fue la sensación de los estudiantes de la Universidad Católica Australiana cuando hasta un 90 % de la base estudiantil fue acusada por la institución de utilizar inteligencia artificial para hacer trampa en sus presentaciones académicas.

Lo cierto es que después de una revisión exhaustiva se determinó que el sistema de detección de IA no había sido preciso en su revisión y esto generó una crisis institucional en la que quedó en el ojo de la tormenta el proceso de evaluación.

La ACU utilizó un sistema de monitoreo de IA llamado Turnitin, que suele considerarse por los centros educativos para evaluar plagios o informes sospechosos que podrían haber sido realizados con poca intervención humana.

El examen y los usos

Si bien los desarrolladores del software de

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