Hay lugares que dejan huellas. Para nosotras, uno de esos lugares es la escuela rural donde transitamos nuestra infancia. Esa pequeña institución, rodeada de cerros, viento y meseta fue mucho más que un espacio de aprendizaje, significó un segundo hogar, un punto de encuentro con la comunidad y el territorio. Ahí comenzaron nuestros primeros pasos de escolaridad , y también la construcción de nuestras identidades culturales.
Años después, tuvimos la oportunidad de volver a esas escuelas, pero ya no como alumnas, sino como futuras docentes. Somos estudiantes del IFDC Fiske Menuco y hace unos días realizamos nuestra práctica docente en contexto rural, en el paraje de la Línea Sur rionegrina Comi-có. Esta experiencia nos trajo muchos recuerdos sobre lo que fue nuestra infancia en ese cont

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