Nunca lo nombró. En la hora y cuarto que duró la entrevista, Fabiola Yáñez no lo nombró. Hablaba de él, del padre de su hijo, del papá de Francisco, con evasivas. Resultó una omisión deliberada y sugerente. No lo menciona por recomendación judicial: porque -explicó- “él tiene la costumbre de ir a algún juez amigo y denunciarme por cada cosa que hago”. Prefiere suprimir de su voz toda cita explícita a Alberto Fernández.

Tampoco hace falta que lo nombre. La filiación es inmediata y la polémica, notoria y archiconocida. El último domingo, hace apenas tres días, el ex presidente reapareció en la escena pública: aseguró que él jamás la golpeó y que la documentación comprobatoria de esas agresiones son falsas. “Yo creo que ella fue manipulada, claramente fue manipulada… La verdad es que yo soy

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