No es una travesura. Ni califica como picardía de estudiantes. Es un delito muy grave. Se llama intimidación pública y los amenazadores que son hallados culpables van a la cárcel hasta diez años si el propósito de las amenazas es ideológico. A veces, este tipo de amenazas es delito.
Desde el viernes, una serie de amenazas violentas, extrañas, de supuestos grupos anticatólicos, hizo que distintos colegios confesionales católicos de Mendoza debieran suspender sus actividades, hacer la denuncia, comunicar la novedad a estudiantes, sus familias y el personal de cada establecimiento, evacuar instalaciones. Asumir un protocolo que aunque las advertencias de irrumpir a los tiros o volar una escuela con una bomba sean inocuas, igualmente debe aplicarse en cada caso, por las dudas.
Amen

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