Tres años después de su liberación en una contraofensiva ucraniana, la ciudad sureña de Kherson vive atrapada entre la esperanza y la desesperación, y sus habitantes pasan gran parte de sus días confinados en sus hogares o en refugios subterráneos debido a los ataques diarios de drones y artillería rusos contra zonas civiles.

“Cada vez que salimos a trabajar y volvemos a casa, rezamos”, dijo a EFE Emilia Jutkovska, psicóloga y una de los 70.000 habitantes que quedan en Kherson, una cuarta parte de la población que había en esta ciudad antes de la invasión rusa.

Jutkovska y su marido fueron dos de los miles de personas que tuvieron que huir de la ciudad, en la que entraron los tanques rusos en marzo de 2022.

Regresaron poco después de la liberación, el 11 de noviembre de ese año, y se ha

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