En Veracruz, diez municipios concentran la violencia sexual contra niñas. No son cifras frías: son geografías del espanto, nombres de pueblos donde el cuerpo de una menor se convierte en territorio de impunidad.

Equifonía, organización que desde hace años intenta sostener la voz de las víctimas, denuncia lo que el Estado apenas insinúa: que no existen registros claros ni desagregados sobre pederastia, violación o embarazo infantil. La estadística oficial es un velo piadoso sobre una realidad monstruosa.

621 partos de niñas entre 10 y 14 años en 2024 colocan a Veracruz entre los estados con mayor número absoluto de embarazos infantiles. No son “adolescentes tempranas”, como algunos manuales burocráticos eufemizan: son niñas. Niñas violadas, niñas pariendo. Cada cifra encubre un crimen dob

See Full Page