Todolella es un pequeño municipio situado en la comarca de Els Ports, en el norte de la provincia de Castellón, en la Comunitat Valenciana. Su núcleo urbano se extiende sobre la ladera de una montaña, lo que ha condicionado la disposición de calles, plazas y edificaciones históricas. Con una población reducida, el pueblo conserva la estructura típica de un asentamiento de montaña, donde la organización del espacio refleja siglos de adaptación al relieve y al entorno natural.

La historia de Todolella se observa en sus construcciones y en la relación con el río Cantavieja, que atraviesa la localidad. A lo largo de los siglos, se desarrolló combinando funciones defensivas, económicas y religiosas, dando lugar a un conjunto patrimonial que incluye fortificaciones, puentes, ermitas y la iglesia parroquial. La disposición de estas construcciones permite recorrer el municipio siguiendo el trazado de sus calles y plazas, y ofrece un primer acercamiento al Castillo, los puentes y los edificios religiosos que constituyen su patrimonio histórico.

Construcciones medievales y religiosas de Todolella

El núcleo de Todolella se organiza en torno a la ladera, donde el Castillo de Todolella se erige en el punto más alto, vigilando el valle y la población. Su planta rectangular, articulada en varios cuerpos alrededor de un patio central, integra torres y murallas que recuerdan la función defensiva que tuvo durante siglos. Las dependencias interiores muestran la separación entre áreas nobles y auxiliares, reflejando la evolución del edificio desde sus primeras construcciones hasta las modificaciones posteriores. Desde la fortaleza, se puede observar cómo los distintos elementos del municipio se articulan en torno al relieve y al río Cantavieja.

Castillo de Todolella.

El río Cantavieja atraviesa Todolella y condiciona el trazado de sus puentes. El Puente Gótico, construido en 1397, conecta la parte baja del municipio con las áreas más elevadas y permite visualizar la planificación del pueblo a lo largo de su cauce. Su ojo central, amplio, y el segundo ojo menor muestran cómo se adaptaron las estructuras a la circulación de personas y carros. A pocos metros, el Puente del Molino, el primero que cruzó el río, acercaba a los vecinos al molino, un elemento clave en la gestión del agua y en la vida cotidiana de la población. Caminar sobre estos puentes permite seguir los caminos que han comunicado al pueblo durante siglos.

Los espacios de culto se integran en este recorrido urbano y natural. La Ermita de San Onofre, situada cerca del Puente del Molino, muestra cómo la religión acompañaba la actividad diaria, vinculando los lugares de oración con los espacios de tránsito y trabajo. Desde lo alto de la ladera, la Ermita de San Cristóbal ofrece una visión amplia del municipio y del valle, recordando que los edificios religiosos se colocaban estratégicamente para ser visibles desde distintos puntos.

En la plaza principal, la Iglesia Parroquial de San Bartolomé articula la vida social y espiritual del pueblo. Su planta de cruz griega y el retablo se integran en un recorrido que conecta calles, plazas y construcciones defensivas, permitiendo comprender cómo se fue organizando Todolella a lo largo del tiempo.

El conjunto de castillo, puentes, ermitas e iglesia evidencia la interacción entre defensa, tránsito, economía y vida religiosa. Cada elemento conserva su función histórica y se percibe como parte de un recorrido donde se puede seguir la historia del pueblo en el espacio y en la experiencia cotidiana de recorrerlo. La disposición de las construcciones refleja cómo Todolella se adaptó al terreno y al cauce del río, manteniendo una continuidad histórica que todavía puede apreciarse al caminar por sus calles y plazas.