A los vecinos del bloque 8 de San Antón les está costando digerir cómo les ha cambiado la vida desde que el pasado 9 de abril tuvieran que abandonar su hogar con lo puesto. Cada vez que pasean o se asoman a la ventana desde los pisos que les prestó el Ayuntamiento de Elche ven el deterioro de lo que un día fue su casa. Lo más doloroso para ellos, narran, es que hay recuerdos que nunca pudieron llevarse y que posiblemente ya ni si quiera estén después de que hayan detectado saqueos en el inmueble.

Siete meses después del desalojo de las 60 familias hay propietarios que aseguran haber visto cómo por la noche se cuelan al edificio en ruinas individuos en busca de mobiliario y pertenencias que los bomberos no pudieron rescatar en mayo cuando, extremando todas las medidas de seguridad,

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