El primer ministro británico, Keir Starmer, se vio obligado este miércoles a abordar los reportes que apuntan a que sus rivales dentro del Partido Laborista conspiran para reemplazarlo como líder, apenas dos semanas antes del anuncio del presupuesto gubernamental, que podría empeorar aún más su ya pésima popularidad.

Varios medios de comunicación británicos citaron a aliados de Starmer a última hora del martes, quienes afirmaron que su puesto podría estar en peligro de forma inminente y señalaron a Wes Streeting, secretario de Salud, como un aspirante cuya “ambición” se veía con “particular sospecha”. Esos mismos aliados informaron que Starmer combatiría cualquier cuestionamiento a su liderazgo.

Streeting desestimó los rumores, a los que calificó como “tonterías contraproducentes”, y dij

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