Después de los atentados del 13 de noviembre de 2015, nadie volvió a ser igual, ni siquiera la propia ciudad de París . "Fue el final de la inocencia francesa", escribió entonces Le Monde . Sin embargo, la sala Bataclan permanece anclada en el tiempo. Casi intacta, a pesar de que su nombre sigue doliendo .
En el número 50 de uno de los bulevares más concurridos de la capital, y que lleva por nombre el del conocido filósofo francés Voltaire, se encuentra la histórica sala parisina. Por ahí han pasado casi diariamente generaciones de artistas y espectadores durante 160 años. No hay nadie que no haya ido alguna vez allí para ver a su grupo preferido.
Bataclan no discrimina, porque así es el corazón de la cultura parisina. Quizás por eso los ataques dolieron tanto. Porque no fue con

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