El 11 de noviembre, los cielos del norte de México se llenaron de auroras boreales, un fenómeno poco común en el país. Habitantes de Zacatecas, Chihuahua y Nuevo León fueron testigos de este espectáculo natural, que se produjo debido a una tormenta geomagnética severa de nivel G4. Esta tormenta fue provocada por una potente eyección de masa coronal del Sol, que impactó la magnetosfera terrestre. Las auroras boreales, que normalmente se observan en regiones polares, fueron visibles en latitudes más bajas gracias a la intensidad de la tormenta. En lugares como Ciudad Juárez y García, los cielos se tiñeron de tonos verdes, violetas y rosados. La Sociedad Astronómica de Nuevo León reportó avistamientos de colores rojizos y verdes, destacando que no es común que este fenómeno se presente en estas latitudes. Los expertos explican que las auroras son causadas por la interacción de partículas del viento solar con el campo magnético de la Tierra. Estas partículas excitan los átomos en la atmósfera, generando luz visible. El color de las auroras depende del tipo de partículas involucradas y de la altitud a la que se encuentran. Por ejemplo, el oxígeno produce luces verdes y rojas, mientras que el nitrógeno genera tonos rosas. Sin embargo, la tormenta geomagnética no solo trae belleza al cielo. También puede tener efectos negativos en la infraestructura tecnológica. Según el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, las tormentas de este tipo pueden causar interrupciones en las comunicaciones satelitales, GPS y redes eléctricas. Algunas empresas de telecomunicaciones y energía han activado protocolos preventivos ante posibles interferencias. La actividad solar actual se encuentra en un ciclo de máxima intensidad, que se espera alcance su punto máximo en 2025. La región solar AR4274, responsable de la eyección de masa coronal, ha estado muy activa, generando múltiples llamaradas solares. Aunque el avistamiento de auroras boreales es un evento emocionante, los expertos advierten que su aparición solo puede preverse unas horas antes, dependiendo de la actividad solar. Por lo tanto, no se puede garantizar que se repitan en las noches siguientes. Este fenómeno ha sido observado también en Estados Unidos y Canadá, donde las auroras boreales son más comunes. La combinación de la actividad solar y la interacción con la atmósfera terrestre ha permitido que este espectáculo natural se aprecie en lugares inusuales como el norte de México.