En la antigua Roma , las palabras tenían peso, pero los hechos definían la verdadera virtud. Entre las numerosas frases que trascendieron de aquel período, una resume con fuerza la esencia del carácter romano: “ Acta non verba ”, que significa literalmente “hechos, no palabras”.

Este lema romano se convirtió en una guía de conducta para soldados, políticos y ciudadanos, quienes valoraban más la acción concreta que la retórica vacía. En una sociedad donde el honor y la responsabilidad pública eran pilares del deber, la coherencia entre lo que se decía y lo que se hacía era considerada una forma de integridad moral.

La expresión refleja un principio fundamental del pensamiento latino como la virtud que se demuestra con hechos y no con promesas. Esa idea estuvo presente tanto en la v

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