Entre las máximas más enigmáticas que nos dejó la Antigüedad, “ Festina lente ” ocupa un lugar especial. Esta paradoja romana combina dos ideas opuestas : festina (“apresúrate”) y lente (“lentamente”). En conjunto, significa “apresúrate despacio” o “avanza sin prisa, pero sin pausa”, un principio que marcó la manera de gobernar y de vivir de los romanos más sabios.

El origen de la expresión se remonta al siglo I a. C., cuando Octavio César Augusto la adoptó como lema personal. Bajo este principio, el primer emperador romano logró equilibrar la necesidad de actuar con decisión y con la prudencia que exige el poder. Su éxito político y militar fue, en gran medida, el resultado de ese enfoque, avanzar con firmeza, pero evitando la precipitación.

El historiador Suetonio registró

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