«Lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de interrogación». Esta frase del gran Werner Heisenberg, aunque arcana, encierra una enseñanza profunda para todos aquellos que estamos involucrados en el mundo de los datos : los datos no son la realidad, sino una representación parcial de ella, moldeada por la forma en que formulamos nuestras preguntas. Entonces, los datos son una consecuencia de qué queremos medir y cómo lo queremos medir.

Al igual que los mapas, que omiten detalles para facilitar la navegación, los datos prescinden de complejidad para ofrecer una síntesis “digerible”. Esta simplificación es necesaria: sin ella, el volumen y la densidad de la realidad serían inabarcables para la mente humana,

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