Por supuesto que hay que contar obligatoriamente con China. No se puede ignorar una de las potencias económicas del mundo. Que sea una dictadura que recuerda al franquismo de los años 60 elevado a una escala colosal –una dictadura de pasado sangriento con economía de mercado abierta a las inversiones extranjeras– no importa. Lo primero es lo primero. Aunque hay que señalar que España está exagerando. Bruselas ya nos ha llamado la atención por los contratos con Huawei y, como recientemente ha denunciado el comisario europeo de Industria, porque “hay fabricantes que ensamblan coches chinos en Europa con componentes chinos y personal chino, está ocurriendo en España y en Hungría y no es aceptable”. Incluso se está estudiando convertir en obligatoria la recomendación de 2020 de no utilizar, co

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