Hay un tipo de cansancio que no se quita durmiendo. Es ese agotamiento invisible que sentimos incluso cuando no hemos hecho nada “ grande ”.

Un cansancio que nace de intentar demostrar que estamos bien, ocupados, útiles, funcionando. Porque en la era moderna, descansar se volvió sospechoso.

Decir “ no estoy haciendo nada ” suena casi indecente. La gente te mira con cara de culpa o admiración, como si hubieras revelado un secreto prohibido.

Por eso preferimos disfrazar el descanso: decimos “estoy recargando energía ”, “ aprovechando para organizarme ”, o “ dándome un tiempo productivo ”. Hasta el silencio tiene que sonar estratégico.

Las personas que no saben descansar son las nuevas mártires del multitasking. Dicen que van a dormir temprano y terminan limpiando la cocina, co

See Full Page