Ríos negros. Las postales, viralizadas en las redes sociales con cientos de vídeos, se repiten en Galicia, Extremadura y Castilla y León, las tres comunidades autónomas que más han sufrido este verano los incendios forestales que quemaron cerca de 400.000 hectáreas en todo el país. Las primeras lluvias intensas del otoño han empezado a arrastrar las cenizas que quedaron bajo tierra, provocando la contaminación de los acuíferos y la interrupción del suministro de agua potable en algunas localidades. “Los incendios forestales son mucho más que llamas: su impacto continúa y pone en peligro ecosistemas fluviales y los acuíferos que son las reservas estratégicas de agua. El agua puede envenenarse durante años”, advierte Mónica Parrilla de Diego, responsable de Incendios de Greenpeace España.
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